sábado, 16 de febrero de 2008

CICLO DE VIDA FAMILIAR


La familia es un sistema dinámico, que va cambiando y desarrollándose progresivamente a través del tiempo debido a cambios que se operan en su interior y por la influencia de un contexto social más amplio. Así como el individuo crece , se desarrolla, madura y envejece a través de cambios y ajustes sucesivos, también la familia experimenta su propia secuencia de desarrollo. Esta evolución de la familia se da a través de etapas que forman un ciclo de desarrollo familiar. Se pueden identificar ciertos logros o tareas familiares que deben ser alcanzados en cada etapa y que posibilitan el paso a la etapa siguiente. Hay situaciones de tensión y conflicto en la familia que son crisis esperables o "normativas", propias del momento por el cual pasa la familia. Si no se logran superar las tareas de etapas anteriores, problemas que no fueron enfrentados reaparecerán una y otra vez a lo largo del ciclo familiar hasta ser superados. Sin embargo, no hay que entender este ciclo vital en forma lineal, como una simple aplicación del concepto de ciclo de vida individual a la familia. Incluso hay autores que desechan esta visión lineal y señalan que el ciclo de vida familiar consiste en la alternancia de fases en las cuales predomina la cohesión, con fases en las que predomina el desligamiento. De hecho, si se observa una familia determinada, la etapa que distinguimos depende de cuál es el sistema que estamos definiendo. Por ejemplo, en una familia en la que el hijo mayor es escolar, los padres son simultáneamente hijos en una familia en la cual se vive la etapa de nido vacío.

La estructuración en ciclos depende también de variables socioculturales La configuración de las familias en el nivel socioeconómico más bajo es con frecuencia distinta al modelo típico de familia nuclear, ya que por su funcionalidad, es más común la familia extendida. Encontramos preferente mente familias uniparentales con un sólo miembro de la pareja, generalmente la mujer a cargo del cuidado y crianza de los hijos o familias multigeneracionales en las que conviven tres o cuatro generaciones de la familia, abuelos, hijos y nietos en un mismo hogar. Los ciclos vitales de muchas familias en situación de pobreza comienzan con el embarazo temprano de la madre y la crianza del hijo por parte de la abuela. La madre debe dejar de estudiar y a veces comenzar a trabajar precozmente. El niño es criado por la abuela, a veces permanentemente o hasta que la madre tenga una situación económica que le permita volver a hacerse cargo de él. Muchas veces la madre se casa posteriormente, pero no con el padre biológico del niño. Una tarea evolutiva de estas familias, distinta a las que se ve en las familias de clase media, es la de transferir la autoridad desde la abuela a la madre, cuando ésta retoma su rol de madre. Muchas veces los hijos se oponen a la autoridad de la madre, ya que ella fue percibida por mucho tiempo como una hermana mayor que también debía obedecer a la abuela dentro de la casa. También puede haber dificultades para aceptar una nueva relación de pareja de la madre. Si bien en este grupo las relaciones prematrimoniales y el embarazo temprano no son "bien mirados", al igual que en la clase media, en la práctica estas situaciones se aceptan con facilidad. El que la niña sea madre satisface la expectativa de que se haga mujer, y que pase a ayudar en la casa (directamente o aportando un ingreso económico), permitiendo que la abuela siga cumpliendo el rol tradicional de criar hijos.

Por otro lado, la escasa preparación para el trabajo que da el sistema educacional, junto a la creciente sofisticación del mercado laboral, hacen que muchos jóvenes, trabajadores no calificados, perciban ingresos insuficientes como para mantener a una familia. Esto determina que éstos se mantengan dentro de sus familias extendidas, que se "alleguen" a parientes lejanos o que migren a lugares donde buscan mejores posibilidades laborales. Lo anterior lleva a que la etapa de "nido vacío" de la que se habla en el ciclo familiar, muchas veces no exista en estas familias, ya que los hijos se casan y tienen hijos pero no abandonan la casa de sus padres. Además, la vejez en la pobreza puede ser más precaria que en la clase media en términos de seguridad y estabilidad económica, y en la posibilidad de acceder a cuidados médicos y tratamientos costosos en caso que fuera necesario. Sin embargo, en términos generales, esta etapa parece ser más satisfactoria debido a que la familia tiende a ser más solidaria con sus ancianos, manteniéndolos en la casa y haciéndolos participar activamente en la crianza de los hijos. Por ejemplo, la abuela mantiene un rol de matriarca dentro del sistema familiar.

De este modo, el ordenamiento en etapas que será presentado a continuación debe ser tomado como marco de referencia para considerar las tareas evolutivas y principales características de distintos momentos de la vida familiar, y no necesariamente como un secuencia rígida y universal de la vida familiar.

Etapas del ciclo familiar.

1. Formación de la pareja y comienzo de la familia: Familia sin hijos Esta etapa comienza formalmente con la ceremonia matrimonial, pero prácticamente lo hace mucho antes, con el pololeo y el noviazgo, que son pasos preparatorios para la unión y convivencia estable de dos personas.

La tarea central de esta etapa es el establecimiento de un compromiso permanente, el que se va profundizando a medida que pasa el tiempo. La pareja debe crear formas de relación y comunicación satisfactorias. Debe definir estilos de vida, rutinas e intereses, lo que implica que cada uno de los miembros de la pareja se modifica internamente para lograr una acomodación y adaptación mutua. Esto está ligado a la formación de una identidad de pareja (un "nosotros" que va más allá del "tu" y "yo"), lo que implica pensarse de a dos. Una tarea central de esta etapa es la definición de las relaciones futuras con las respectivas familias de origen, tarea que muchas veces es una de las más difíciles.

2. Etapa de crianza inicial de los hijos: Esta etapa comienza con el nacimiento del primer hijo. La tarea fundamental de esta etapa es crearle un espacio al niño en la familia. La madre desarrolla una mutualidad con el niño, que implica empalizar con sus necesidades biológicas y psicológicas para satisfacerlas. Este vínculo madre-hijo es fundamental para que el niño desarrolle una sensación de confianza básica en el mundo. La llegada de un nuevo miembro a la familia plantea dificultades. Por un lado, para la pareja, que debe redefinir su manera de relacionarse sentimental y sexualmente (compartir la atención y el amor y restringir su actividad sexual a los momentos en que logren intimidad), y por otro, para el hombre, que puede sentirse celoso y desplazado. Cada hombre y mujer debe adquirir el rol de padre y madre con la asunción de una serie de conductas ligadas a los roles de paternidad. Cuando llegan más hijos a la familia, esta situación se repite. El padre y los hermanos mayores deben pasar por la misma situación. La competencia entre hermanos puede ser una fuerte fuente de tensión. En esta etapa los padres están fuertemente exigidos por las labores de cuidado y protección de la prole.

3. Familia con hijos pre -escolares: Esta etapa comienza con la entrada del hijo mayor al jardín infantil. El niño desarrolla mayor dominio sobre su cuerpo y comienza a conocer y explorar su medio ambiente. Los padres deben permitir y aceptar esta mayor autonomía y al mismo tiempo proteger al niño de los posibles peligros de ésta. La sobreprotección por parte de los padres puede inhibir al niño y limitar muchas de sus potencialidades. Es así como los padres deben enseñar al niño a controlar sus impulsos y a obedecer una serie de normas, aunque éste no comprenda su sentido.

4. Familia con hijos escolares: Esta etapa comienza con el ingreso del hijo mayor al colegio. Este se separa parcialmente de la familia para desarrollarse en el ámbito escolar. Es una época de prueba para la familia porque el medio escolar y sus exigencias evalúa la "eficiencia" con la que los padres han criado y socializado a su hijo. Los padres deben aceptar que al entrar el niño al colegio van a separarse de él y que además van a comenzar a aparecer otras personas importantes para el niño, como profesores, compañeros y amigos. Al tener compañeros, el niño va a conocer otras familias con otros estilos de funcionamiento, lo que le permite hacer comparaciones con su propia familia. Los padres, y en especial la madre, comienzan a tener más tiempo libre, lo que les permite retomar sus actividades y trabajos alternativos. En esta etapa la relación de pareja se afirma gradualmente, o se produce un distanciamiento progresivo si no se han logrado desarrollar áreas de satisfacción compartida.

5. Familia con hijos adolescentes: Los padres en esta etapa deben aceptar el crecimiento y desarrollo de su hijo y darle el derecho para decidir personalmente en relación a su futuro laboral, sexual y familiar. Estas decisiones pueden o no coincidir con las expectativas de los padres. Para muchas familias es difícil aceptar esta realidad, por lo que el proceso se hace tremendamente lento. Los padres pueden cerrarse y asumir una actitud controladora que busque retardar la independencia del joven, o pueden reaccionar apoyando a sus hijos, manteniendo una comunicación abierta y las posibilidades emocionales y materiales para que el joven comience una vida independiente exitosa. También es posible observar en ciertas familias un intento por apurar el proceso de separación de los hijos fomentando una rápida inserción al mundo laboral o desligamiento con la familia. La pareja puede actuar de común acuerdo ante estas situaciones de tensión, o adoptar posiciones diferentes, tratando que su hijo cumpla con expectativas propias no satisfechas. Un padre no profesional puede obligar a su hijo con pocos intereses académicos a entrar a la universidad, o la madre poco atractiva empujar a su hija físicamente agraciada a desarrollar gran actividad sentimental o social.

6. Período medio y terminal de la familia: Este período ha sido el menos estudiado. Comienza cuando el último hijo abandona la casa para formar una propia familia. La pareja vuelve a estar sola y se produce lo que se llama "nido vacío". En la medida en que se prolonga la expectativa de vida y se mejora la calidad de ésta, es posible que la familia atraviese por una etapa estable y positiva. Esta etapa es especialmente difícil para aquellas mujeres que se dedicaron casi exclusivamente a la crianza y cuidado de los hijos, y para aquellas parejas que no desarrollaron áreas comunes de interés centrándose principalmente en el crecimiento de sus hijos. Por otra parte, el momento de la jubilación es mal tolerado por muchos hombres que centraron su vida en el trabajo. Los que aceptan positivamente esta situación, quieren volver a la familia, para recuperar el tiempo en que la mantuvieron más descuidada por el trabajo. Sin embargo, en ocasiones esto es totalmente opuesto a lo que le ocurre a la mujer, quien estuvo fundamentalmente en el hogar y ahora, sin el peso de la crianza, desea salir y dedicarse a sus intereses propios. Este desacuerdo lleva a que en esta edad puedan producirse separaciones. En esta etapa uno de los miembros de la pareja experimenta la viudez. Hoy día es más frecuente que sea la mujer, dada la menor expectativa de vida del sexo masculino.

CRISIS NORMATIVAS.

Las crisis normativas son aquellas crisis esperables y que forman parte del ciclo de vida familiar.

1. Formación de pareja y comienzo de la familia: Familia sin hijos
Crisis normativas más frecuentes de esta etapa:

- La decisión acerca del grado de cercanía física de los novios. La rela ción sexual pre-matrimonial (si se llega a ella) puede traducirse en embarazos tempranos, con diferentes consecuencias riesgosas para la salud, así como también en crisis para las familias de origen de los adolescentes.

- La decisión con respecto al momento y oportunidad del matrimonio también genera tensión, lo que puede traducirse un cuadro ansioso o psicosomático.

- Después de consumado el matrimonio, la separación de un miembro de la pareja de su familia de origen, especialmente en los casos en que los vínculos son muy cercanos. Las típicas crisis se dan en relación al uso del tiempo libre, cuando uno de los recién casados quiere retornar una y otra vez a visitar a sus padres.

2. Etapa de crianza inicial de los hijos:
Crisis normativas más frecuentes de esta etapa:

- El primer embarazo genera típicamente fantasías en la futura madre respecto al desenlace del parto y del estado de salud de su futuro hijo.

- Después del parto, la mujer enfrenta un brusco cambio de identidad en el momento de asumir el rol de madre. Este cambio es difícil para algunas mujeres y puede ligarse a depresiones puerperales.

- A pesar de la satisfacción por el hecho de convertirse en padre, el marido puede experimentar una sensación de "exclusión" y a sentirse desplazado, lo que puede llevar a algunos hombres al alcohol, a la dedicación completa al trabajo o a la búsqueda de relaciones extra -matrimoniales. En resumen, la crisis principal de esta etapa tiene relación con abrir una relación de a dos para crearle espacio, primero a una tercera pe rsona, y luego a otros hijos.

3. Familia con hijos pre -escolares:
Crisis normativas más frecuentes de esta etapa:

- El tiempo que se dedica a los hijos puede entrar en conflicto con el tiempo que la pareja tiene para sí. Esta tensión puede ser abierta, generando peleas en la pareja, o bien encubierta, alejándose uno del otro. Cuando esto ocurre, generalmente la madre se centra en el cuidado de los hijos y el padre en actividades fuera de la casa.-

- Por otro lado, el tiempo que se dedica a la crianza de los hijos puede entrar en conflicto con el tiempo necesario para el desarrollo profesional y laboral. Esto se da especialmente en las etapas iniciales de la vida profesional, y con mayor fuerza en el caso de la mujer trabajadora-jefa de hogar, quien muchas veces debe realizar dos trabajos cada día: su ocupación y la preocupación por la familia.

- La planificación del número de hijos y las medidas de control de natalidad pueden ser otra área de preocupación. Estas decisiones tienen que ver con aspectos morales y való ricos y con la realidad económica y laboral de la familia.

4. Familia con hijos escolares:
Crisis normativas más frecuentes de esta etapa:

La salida del niño del hogar mide la capacidad de la familia de tolerar ese distanciamiento inicial. Hay muchas fobias escolares que surgen en niños que han sido muy sobreprotegidos y se angustian mucho al verse solos en un ambiente nuevo. El tiempo que el niño pasa fuera de la casa, en el colegio o con amigos, pasa a ser una frecuente fuente de conflictos. El rendimiento escolar se transforma en un área de preocupación y posible conflicto para la familia. Esto puede darse especialmente en hogares de clase media profesional, donde lo intelectual se valora mucho.

Los problemas de aprendizaje son motivos de consulta frecuentes. La adaptación sexual es un área de la vida de pareja de altos y bajos. En esta etapa la preocupación por los hijos (la dificultad en algunos casos para tener intimidad) y por el trabajo, pueden convertirse en obstáculos para lograr una adaptación satisfactoria. Estadísticamente existe un mayor número de conflictos y separaciones conyugales entre el séptimo y el décimo año de vida de la pareja.

5. Familia con hijos adolescentes:
Crisis normativas más frecuentes de esta etapa:

- La aceptación del crecimiento biológico, y en especial del desarrollo sexual de los hijos. Para los padres, esta aceptación implica reconocimiento del propio envejecimiento.

- La "crisis de la adolescencia" de los hijos muchas veces coincide con ^ la "crisis de la edad media" por la que pasan los padres, lo que hace que esta etapa sea potencialmente conflictiva. Muchas conductas adolescentes consideradas inadecuadas (por ejemplo, consumo de marihuana) pueden ser entendidas al explorar los conflictos por los que están pasando uno o ambos padres.

- Muchos padres tienden a sobre -identificarse con sus hijos, compitiendo en logros deportivos o sentimentales con ellos. Otros pretenden dirigir sus vidas y realizar sueños no cumplidos a través de sus hijos, tratando de intervenir en sus elecciones vocacionales o de pareja.

6. Período medio de la familia:
Las crisis normativas más frecuentes de esta etapa están relacionadas principalmente
con el distanciamiento entre los hijos y los padres.

- Las familias que toleran mal este distanciamiento pueden presionar a sus hijos para impedir que se alejen. Muchas situaciones de hijos mayores que se mantiene solteros tienen relación con esta intolerancia a la separación. Para los padres, la salida del hogar del último hijo implica aceptar definitivamente el envejecimiento y el comienzo de la disolución de la familia.

- La salida de los hijos de la casa es un hecho conflictivo especialmente para aquellas mujeres que centraron su vida en la crianza de los hijos. Con su partida, la pareja vuelve a encontrarse sola nuevamente, como al principio. No es raro encontrar cuadros depresivos como reacción a esta situación.

- Las dificultades de la relación de pareja pueden reaparecer. Muchas parejas que se mantuvieron unidas en la crianza de los hijos se distancian al darse cuenta que no desarrollaron áreas de interés común fuera de el cuidado de sus hijos. Por esta razón la separación es frecuente en esta etapa.

- La dificultad para adaptarse a la jubilación y al retiro puede darse especialmente en aquellas personas que centraron su vida adulta y su autoimagen en el trabajo. Esto también puede ocurrir a aquellas personas que no han consolidado una situación económica, personal o profesional en el momento de la jubilación.

- La aparición de una enfermedad crónica en uno o los dos miembros de la pareja es muy frecuente en esta etapa, lo que puede hacer que ésta se convierta en un momento difícil. Uno de los miembros de la pareja debe dedicarse a cuidar al otro enfermo, lo que en ocasiones no es bien tolerado pues restringe las propias actividades. Agregado a esto, en muchas familias no se cuenta con cooperación y ayuda de los hijos para sobrellevar esta situación, lo que puede complicar aún más las crisis.

- El enfrentamiento a la cercanía de la propia muerte, después del fallecimiento de un miembro de la pareja. El abandono y la soledad son frecuentes. La desaparición no sólo de la pareja, sino de parientes, amigos y otros seres queridos hace que la red social del anciano se reduzca y debilite, lo que lo hace susceptible a depresiones o cuadros hipocondríacos.

- La adaptación a la familia de los hijos y nietos. La experiencia de ser abuelo puede ser muy satisfactoria para el anciano, o bien una situación de frustración y crisis para él y su familia.

CRISIS NO NORMATIVAS.

Las crisis no normativas o accidentales son las que se producen por eventos que la familia percibe como catastróficos. Una catástrofe se entiende como "un evento inesperado que ¡ representa una amenaza a la supervivencia familiar y que, debido a las circunstancias en que se presenta, deja a quienes la experimentan con una sensación de intenso desvalimiento".

Crisis accidentales pueden ser las gatilladas por la muerte de un hijo o de uno de los padres, el embarazo de una hija adolescente, el alcoholismo de la pareja, la pérdida repentina del trabajo, la enfermedad terminal de un miembro de la familia, la violación de un familiar, la adicción de un hijo adolescente, etc.

Otro evento que puede ser considerado una crisis no normativa es la separación matrimonial, situación que es experimentada con diferente intensidad y diversas consecuencias en cada familia. Estas crisis son más difíciles de enfrentar ya que muchas veces no son previsibles, por lo que no existe una preparación sistemática para enfrentarlas. Además, sus consecuencias muchas veces son más traumáticas y menos positivas que las de las crisis normativas.

UTILIDAD DEL MODELO DE CICLO FAMILIAR.

Este modelo sirve para "normalizar" a las familias y sus problemas. El saber que otros pasan por problemas similares puede tranquilizar a la familia y ayudarla a sentirse capaz de enfrentar la crisis: "si otros han tenido problemas parecidos y los han solucionado, yo también puedo hacerlo". Esto puede incentivar además a buscar ayuda en otros cercanos que hayan vivido situaciones similares. Además, le permite al equipo de salud situar quejas, síntomas y crisis típicas de cada etapa del ciclo familiar, de manera de tener una mejor visión de los problemas, y una mirada más completa, contextualizada y evolutiva, que le permita utiliz ar esta comprensión en sus intervenciones. Por ejemplo, comprender que el uso excesivo del alcohol puede estar relacionado con formas de enfrentar crisis normativas de la familia: el marido puede recurrir al alcohol y reunirse frecuentemente con amigos en un bar, en el momento del primer embarazo o del nacimiento del primer hijo, al sentirse excluido de la relación con su mujer.

Por otro lado, permite una labor preventiva: la preparación para el nacimiento del primer hijo o la etapa adolescente de los hijos son dos momentos en que el profesional de la salud puede actuar como guía anticipatorio de manera de colaborar en la preparación de la familia para enfrentar estas crisis, evitando que ellas se agraven. También actúa como una fuente de educación y entrega de información: el equipo de salud puede anticipar la evolución probable de una crisis, las distintas opciones para enfrentarla y los sistemas de apoyo social a los que se puede recurrir. Con esto es posible tranquilizar ante el temor a lo desconocido a quienes lo enfrentan por primera vez. Por ejemplo, un primer embarazo genera fantasías y temores típicos que, al recibir información objetiva acerca de su curso y posibles desenlaces del parto y puerperio, disminuyen drásticamente en la mayoría de las mujeres. Por último, tal como las curvas de crecimiento y peso/estatura que se utilizan en el examen infantil para ubicar al niño en un rango y evaluar su desviación del promedio, las consecuencias del ciclo familiar pueden ser utilizadas por el personal de salud para comprender a una familia, ubicándola en este ciclo para apreciar su grado de cercanía o de desviación con respecto a la norma.


Extracto: Hidalgo, C. y Carrasco, E.,(1999). Salud Familiar: un modelo de Atención Integral en APS: “Ciclo de vida Familiar”.

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