sábado, 16 de febrero de 2008

APLICACIÓN DEL MODELO DE SALUD FAMILIAR

Persona y sistema relacional: distintas perspectivas.

El Modelo Sistémico aplicado a la familia plantea, como pensamiento central, que en las relaciones familiares se observan las características de los sistemas abiertos: totalidad, límites, sinergia, recursividad, retroalimentación, y homeostasis. También se ha utilizado ampliamente la Teoría de la Comunicación para comprender las interacciones entre los individuos. Además, la evolución conceptual de los últimos diez años incorpora nociones provenientes de la biología del conocimiento y pone el acento en la construcción personal y social de la realidad.

La comprensión de los conceptos abstractos del Modelo Sistémico no es suficiente para reconocer las características de los sistemas en una familia determinada. En general, es difícil sustraerse a la tendencia a considerar a una familia como "un conjunto de individuos". "Ver" el sistema supone distinguir reglas relaciónales singulares que operan entre las personas y los nexos entre estas reglas y la "familia interna" de cada una de ellas. El profesional de la salud que entrevista a uno o más miembros de una familia debe ser capaz de recoger y construir con ellos una narración coherente, en la cual se desplieguen en forma comprensible los significados elaborados colectivamente.

Es posible considerar también al equipo de salud como un sistema relacional, puesto que comparte algunas características con otros sistemas abiertos, como la familia. En este sentido, en un equipo de salud se observan interacciones organizadas entre sus miembros y entre el equipo y el medio externo. Ambas "superficies" de interacción condicionan los complejos ajustes entre homeostasis y cambio. Las reglas relacionales del equipo, cuando se rigidizan, pueden configurar conflictos interpersonales recurrentes y bloqueadores de las capacidades individuales. Pero también, en forma sinérgica, el equipo constituye un apoyo efectivo para sus miembros, tanto en los aspectos personales como en las acciones propias de las funciones profesionales.

La familia como sistema relacional.

La familia puede ser estudiada desde distintas perspectivas: valórica, sociológica, demográfica, antropológica o psicológica. Se le considera "el núcleo básico de la sociedad" o la "Unidad biopsicosocial integrada por un número variable de personas, ligadas por vínculos de consanguinidad, matrimonio y/o unión estable y que viven en un mismo hogar". El Instituto Nacional de Estadísticas la define como "un grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas bajo la autoridad de una de ellas".

Para quienes trabajan en los sistemas de salud, y por lo tanto que incluyen dentro de su actividad la relación con personas y sus familias, se hace necesario poseer una visión de la familia que permita poder realizar mejor su trabajo, tanto en lo que se refiere a su calidad humana como a su efectividad. En este sentido, la visión que será presentada puede otorgar orientaciones valiosas, porque entrega una mirada amplia de la manera de comportarse de los individuos en relación con otros y de los distintos eventos que ocurren en la vida de una familia.

Las definiciones de familia que fueron mencionadas antes conciben a la familia como una totalidad o bien aluden a personas que se relacionan entre sí. Dicho de otro modo, se refieren a un "conjunto de personas que establecen relaciones entre sí, en una serie de interacciones recíprocas" o bien a una "organización con un número determinado de componentes en interacción mutua". Esta definición corresponde al concepto central de lo que llamamos un sistema relacional.

Las relaciones en un sistema familiar son singulares y se dan recurrentemente en el tiempo. Por tanto es posible hablar de una familia en términos de la forma particular de relacionarse de sus miembros, construida, estabilizada y desarrollada través del tiempo. Dicho de otro modo, la familia, como grupo natural, elabora en el curso del tiempo pautas de interacción que constituyen su estructura, la cual rige el funcionamiento de sus miembros, define para ellos una gama de conductas preferentes y facilita la interacción recíproca.

Por otra parte, la familia es un sistema social abierto, en constante interacción con el medio natural, cultural y social; conforma un microgrupo, en el cual existen dimensiones biológicas, psicológicas y sociales de alta relevancia en la determinación del estado de salud o enfermedad de sus componentes. En ese sentido, frente al problema clínico de una determinada persona no es suficiente que sea entendido como un fenómeno individual e interno, sino que los problemas de las personas pueden ser entendidos en conjunto con su contexto relacional.

Funciones familiares.

La familia cumple ciertas funciones, que emanan del conjunto de tareas y actividades que realizan sus miembros, de acuerdo a su rol, y que le permite alcanzar sus objetivos psicobiológicos (reproducción, identidad familiar, y desarrollo y crecimiento de los hijos), culturales, educativos (transmisión de conocimientos y habilidades, de valores y creencias) y económicos.

Las seis funciones básicas de la familia son: comunicación, afectividad, apoyo, adaptabilidad, autonomía y transmisión de reglas y normas. Su tarea esencial es el apoyo al proceso de individuación (formación de la identidad y de la autonomía personal), junto con la entrega de un sentido de pertenencia, generando una identidad colectiva de la cual el individuo es parte y dando estabilidad a sus miembros.

Reglas, normas y valores.

El concebir a la familia como un sistema relacional, involucra que las conductas de los individuos son interdependientes, mutuamente reguladas y en alguna medida predecibles. Este mecanismo regulador interno está constituido por un entramado de reglas implícitas y explícitas. Las reglas explícitas corresponden a lo que por lo general llamamos normas. Son acuerdos negociados conscientemente, como por ejemplo, los horarios de las comidas. Las reglas implícitas son las que sirven de marco referencial para los actos de cada uno, para la posición comunicativa de unos respecto a los otros y el tipo de relaciones que mantienen. Estas reglas comúnmente no son necesariamente percibidas como tales por los miembros de la familia, quienes sienten más bien que actúan "naturalmente" o que están reaccionando a una determinada situación.

Muchas veces se producen conflictos entre las normas sociales y las reglas intrafamiliares, los cuales no siempre se resuelven bien. Así, las familias pondrían desarrollar sistemas reguladores rígidos, con dificultad para modificar sus propias reglas ante el cambio externo. Estos sistemas podrían contribuir a que se origine patología en un miembro de la familia. Por ejemplo, en una familia en la que la cercanía entre la madre y el hijo compensa la distancia en la relación de pareja, puede desestabilizarse al momento de enfrentar una exigencia externa, como es el ingreso al sistema escolar. El niño puede desarrollar una fobia escolar como un "intento homeostático", en el sentido que impide así que la pareja parental enfrente sus propias angustias y dificultades para la autonomía.

Unidad, totalidad y causalidad circular.

Se considera a la familia como una totalidad, ya que, tomada en conjunto, trasciende las características de cada uno de sus miembros y posee una complejidad propia, es decir, es más que la suma de las partes. También a la familia se la entiende como una unidad, ya que el comportamiento de un miembro refleja las características y modelos del grupo y no sólo los que posee cada individuo.

Un concepto que emerge del enfoque sistémico es el de causalidad circular. En forma simplificada, este concepto implica que si A afecta a B, y éste a C, C afectará a A, el que afectará nuevamente a B, y así sucesivamente. El concepto de causalidad circular en la práctica de la salud supone un abordaje distinto en el diagnóstico, tratamiento, seguimiento y prevención de las enfermedades, que no puede limitarse al paciente índice sino que debe extenderse a la familia. Sin embargo, no debe entenderse bajo este concepto que la participación y la responsabilidad de cada individuo en un sistema relacional es igual a la de los demás, puesto que las capacidades y la vulnerabilidad de cada uno en una determinada etapa del desarrollo son diferentes. Esto nos lleva a afirmar que los componentes de un sistema pueden ser entendidos como "unidades que establecen relaciones estables con otras unidades". Es decir, cada una de las unidades puede ser entendida además como un "sistema en sí mismo", y por lo tanto, como otro sistema que también posee una serie de componentes que interactúan entre sí, y que se relacionan con determinados contextos. Esto significa que cada sistema es a su vez componente o forma parte de otro sistema mayor. A esta idea se hace referencia cuando se habla de sistemas y subsistemas. Este concepto es también definido como recursividad", puesto que en los distintos niveles sistémicos se repiten la organización básica que hemos descrito, es decir, la totalidad, los límites, la interdependencia, etc.

Se puede decir de la misma manera que las familias están organizadas en comunidades y que en su conjunto constituyen una sociedad. Aplicaremos ahora este concepto a la organización interna de las familias:

1. Subsistema conyugal: Se refiere a la relación de la pareja, dentro de la familia. Esta relación tiene sus propias reglas implícitas y explícitas, sus propios códigos de comunicación, y también establece límites con otros subsistemas y con su entorno. Además, es un subsistema vital para el desarrollo de los hijos, pues aporta el modelo de relaciones íntimas. Por ejemplo, los niños aprenden a través de la relación de entre sus padres cómo se puede manifestar el cariño o el enojo en las relaciones afectivas.

2. Subsistema parental: Se refiere a la relación entre quienes tienen a su cargo la crianza y la socialización de los hijos. Por lo general están incluidos los esposos, en tanto se relacionan como padres, pero también puede formar parte de él otro miem¬bro de la familia, por ejemplo abuelos o un/a hermano/a mayor. Sus fun¬ciones son las de protección, cuidado, afecto y socialización de sus hijos. El niño aprende de sus padres o figuras sustituías valores, expectativas, posiciones ante personas de distintas jerarquías, la diferenciación entre el bien y el mal, etc. Este subsistema debe ir cambiando a medida que los niños crecen y sus necesidades cambian. Por ejemplo, el establecimiento de la disciplina no puede tomar las mismas características para un niño de dos años que para un adolescente.

3. Subsistema fraternal: Se refiere a la relación entre hermanos. Como en todo siste ma, entre los her¬manos hay pautas que regulan la cercanía -distancia, las relaciones jerárquicas o simétricas (entre iguales) y los límites con otros subsistemas. Permite que los niños aprendan a apoyarse mutuamente y a resolver conflictos.

Por último, están los hijos que conforman el subsistema filial, con las funciones de crecer, desarrollarse y aprender a formar parte de la sociedad en que viven.

Límites o fronteras.

Como hemos visto, al hablar de subsistemas al interior de la familia, que se diferencian entre sí, estamos diciendo que existen distintas funciones y roles dentro del sistema. Plantear que se pueden hacer estas distinciones, nos lleva a examinar el concepto de LÍMITES. Los límites marcan fronteras, divisiones, permiten hablar de lo que está adentro y lo que está afuera. Definen, por ejemplo, que un individuo, en un momento dado, forma o no forma parte de algún sistema o subsistema y mantienen, por lo tanto, la identidad del sistema.

El sistema familiar tiene sus límites que lo separan del resto de los sistemas con los que interactúa, lo que le permite diferenciarse de ellos. A su vez, al interior de la familia, el subsistema parental está separado por límites del subsistema filial, lo que implica que los subsistemas se diferencian entre sí. Significa que hay temas y funciones que son más propios de los padres, distintos de los de los hijos o los de la pareja. También los límites se reflejan en la distancia física entre los miembros en distintos contextos y en la interconexión emocional entre los miembros de la familia.

Lo importante es que estos límites sean claros y semi-permeables, es decir que se diferencien entre sí, y que al mismo tiempo permitan el traspaso e intercambio de información hacia afuera y hacia adentro, que exista comunicación entre ellos. Hay familias en las cuales los límites son difusos, y por lo tanto no hay mucha diferenciación y hay demasiado paso de información entre los subsistemas. Por ejemplo, todos los miembros de la familia opinan y están enterados de todo, los hijos interfieren en la relación conyugal y se ven afectados por los problemas íntimos de sus padres. También puede ocurrir que los padres estén excesivamente involucrados en las relaciones entre los hermanos.

En otras familias en cambio los límites son rígidos, lo cual también puede ser disfuncional, ya que el intercambio de información es pobre, cada subsistema está excesivamente diferenciado y separado de los otros. Por ejemplo, esto ocurre cuando lo padres no se enteran de lo que les sucede y experimentan sus hijos y viceversa, a menos que una situación de crisis de cierta gravedad los obligue a romper estos límites.

Alineamiento y jerarquía

Los alineamientos constituyen la unión de dos o más miembros del sistema para llevar a cabo una operación. Esta dimensión incluye los conceptos de alianza -unión de dos o más personas para lograr una meta o interés común-, y coalición - proceso de unión en contra de un tercero. Las alianzas dentro de un subsistema pueden ser necesarias para un adecuado cumplimiento de sus funciones. Sin embargo, cuando transgreden los límites intergeneracionales y/o son rígidos, la funcionalidad del sistema se altera, con consecuencias negativas para sus miembros. Por ejemplo, una alianza del subsistema pareja es muy positiva para cumplir adecuadamente las tareas parentales. También las alianzas entre los hermanos es positiva para su socialización y para su progresiva independencia de los padres. En cambio una coalición de un padre o madre y su hija/o en contra del otro progenitor puede ser muy disfuncional para ese sistema familiar.

Un sistema funcional se organiza jerárquicamente lo que significa hay un cierto manejo y distribución del poder. El poder es la capacidad de influencia que tiene un individuo determinado para controlar la conducta de otro. Esta capacidad de influencia es necesaria para el cumplimiento de ciertas funciones del sistema, tales como la protección de los más débiles en una determinada etapa del desarrollo, la transmisión de normas y la educación. Pero, nuevamente, la rigidez en la desigualdad de poder perturba la funcionalidad. Un hijo puede llegar a ser "parentalizado" porque ha tenido que proteger a sus hermanos para compensar, por ejemplo, la falta del padre, pero si adquiere mucho poder, puede entrar en una relación de igualdad con su madre que le resta capacidad de influencia a ella sobre él, y eventualmente lo desprotege.

El "equilibrio dinámico" de los sistemas.

El concepto de homeostasis, que proviene de la biología, se refiere a la tendencia de cualquier sistema vivo a mantener la constancia y la estabilidad de sus condiciones, con respecto a los límites definidos en relación con su ambiente y con respecto a sus relaciones internas. Podría parecer contradictorio hablar de homeostasis o estabilidad si estamos hablando de seres vivos, sistemas que están en constante cambio al interior de ellos y con los sistemas de su contexto. Sin embargo, al hablar de homeostasis tenemos que pensar en un "equilibrio dinámico", esto es, por una parte, una tendencia natural a preservar su constancia y estabilidad en el tiempo y por otra una tendencia a cambiar para adaptarse a nuevas experiencias y situaciones. Dicho de otro modo, no se refiere a una estabilidad rígida, sino a la constante "calibración" del sistema. Una analogía física es la conservación de la temperatura en una sala, mediante la activación de una calefacción regulada por un termostato. Muchos otros ejemplos de homeostasis provienen de la biología, puesto que el organismo tiene gran cantidad de sistemas autocorrectivos. En el sistema familiar tampoco supone una estabilidad rígida. La forma y grado en que cada familia mantiene su estabilidad es muy variable y depende de la etapa del ciclo vital en que se encuentre. Para mantener el equilibrio, cada familia se sostiene en valores, reglas y normas que condicionan y marcan las relaciones tanto con el medio interno como con el externo. Frente a comportamientos conflictivos o ante estímulos externos que tengan un efecto desestabilizador, se ponen en juego mecanismos de retroalimentación que protegen la homeostasis familiar. Por ejemplo, en una familia donde el padre queda sin trabajo, es probable que la madre tenga que asumir el rol proveedor. Sin embargo, la tendencia homeostática producirá al poco tiempo conflictos al interior de la pareja, lo que presionará al padre a buscar un nuevo trabajo, no sólo por problemas económicos, sino también por retomar el rol que el sistema le "asigna".

Una de las potenciales amenazas que sufre la homeostasis familiar es la enfermedad, en especial si es grave y/o crónica. Esta sitúa a la familia en una situación nueva e inesperada, que intentará procesar de acuerdo a sus experiencias previas, poniendo en marcha los recursos con que cuente (propios o buscando apoyo en otros). La crisis que desencadena la amenaza a la homeostasis familiar, ocasiona cambios de roles, de funciones, la aparición de díadas y tríadas de apoyo y rechazo, retroalimentacione positivas y negativas, etc. De aquí en adelante, la familia sigue dos caminos: se adapta a la nueva situación, generando los cambios necesarios para enfrentar la enfermedad, o no se adapta y genera comportamientos que intentan perpetuar el estado previo del sistema.

En tal caso, la familia entrará en una dinámica que originará una disfunción familiar, que puede generar el empeoramiento del enfermo, o la enfermedad de otro. La adaptación de los sistemas Este concepto nos sirve para entender que la familia necesita adaptación: que existen cambios al interior, y que debe ser capaz de adaptarse internamente a las nuevas necesidades de sus miembros, y también adaptarse a las necesidades del medio o los otros sistemas con los que interactúa.

Cuando una familia no logra adaptarse, queda entrampada:

- Pierde su capacidad de adaptarse a los cambios necesarios para recuperar un estado de equilibrio dinámico (es decir, los cambios la sobrepasan),
- O bien se rigidiza ante los cambios y no los acepta e incorpora, y se mantiene en su estado previo.

Cuando se alude en una familia a la presencia de un "paciente índice", no hay que pensar que el problema que presenta es sólo individual o que simplemente está afectado por alguna enfermedad. Es necesario entenderlo en el contexto y formando parte de un sistema con ciertas características (relaciones, tipos de límites, tipos de subsistemas, funciones, estrategias de adaptación, etc.), y que de acuerdo a ellas, está permitiendo el surgimiento de ciertos problemas a través de sus interacciones, y en donde todos sus miembros, las interacciones entre ellos y las interacciones establecidas con sus ambientes están implicados. La idea es que las intervenciones diseñadas e implementadas se orienten a ayudar a la familia y a sus miembros a buscar nuevas formas para adaptarse a los cambios con los que se enfrenta.

El sistema familiar, para mantener este estado de equilibrio dinámico u homeostasis, posee mecanismos de control, a través de los cuales se asegura su permanencia en el tiempo, mantiene sus límites como sistema y se adapta a los cambios propios del ciclo vital (internos) y a los cambios sociales (externos a la familia).

Estos mecanismos de control funcionan a través de la "retroalimentación", concepto que se refiere a que el sistema utiliza los resultados de su funcionamiento como información que le permite ajustar sus propias reglas. Esta retroalimentación puede ser positiva o negativa. La retroalimentación negativa implica que el sistema, frente a una señal de cambio, corrige su desempeño, volviendo al funcionamiento original. Esta forma de retroalimentación lleva, por lo tanto, una dirección inversa a la del cambio que la originó.

La retroalimentación positiva implica que el sistema, frente a una señal de cambio, modifica aún más su propio funcionamiento. Es decir, esta retroalimentación actúa en la misma dirección que el cambio que la originó. Ambas formas de retroalimentación coexisten en un sistema, puesto que son parte de sucesiones circulares de acontecimientos causales que mantienen su adaptación. Permiten así que el sistema por una parte evolucione y por otra mantenga la estabilidad necesaria para su funcionamiento.

La importancia de lo anterior para nosotros es pensar, cuando trabajamos con las familias, que ellas tienen su propia manera de comportarse y relacionarse. Al intentar ayudarlas no se debe olvidar que ciertas intervenciones serán muy amenazantes para el sistema y éste las rechazará y volverá a su estado anterior. Lo importante es, como equipos de salud orientados al trabajo con familias en riesgo, ser capaces de diseñar e implementar estrategias de intervención que ayuden a las familias a adaptarse de manera más satisfactoria a las distintas situaciones que enfrentan, a modificar sus pautas recurrentes de enfrentamiento a las nuevas exigencias del medio o de sus miembros por otras más adaptativas y adecuadas. En esto, es importante enfatizar que los cambios que se propongan y las intervenciones que se implementen, sean paulatinos, acordes a las propias características de la familia, que consideren sus recursos y fortalezas para que el sistema no los sienta como una amenaza y pueda llevarlos a cabo.

Equifinalidad.

Este concepto se refiere a que en un sistema relacional se puede llegar a un determinado estado a partir de distintas situaciones y con diversas modificaciones. Lo interesante de esta visión es que nos permite, como profesionales de la salud y especialmente en el trabajo con familias, ampliar y multiplicar las posibilidades de intervenir o ayudar a una familia. Mientras más ampliamos la mirada para entender qué le pasa a una persona, más sistemas con los cuales ella interactúa aparecerán a su alrededor, cada uno de los cuales representará una posibilidad de intervención. Si a esto se suma el hecho de trabajar con equipos multidisciplinarios, donde existen varios miembros con una diversidad de conocimientos teóricos y técnicos, determinará que cada cual pueda contribuir desde su propia especialidad para la realización del trabajo. En este sentido, el concepto de equifinalidad nos permite entender a la familia como un sistema que, al estar en interacción con otros sistemas, puede experimentar modificaciones originadas en forma diferente. Por ejemplo, se podría iniciar una intervención desde distintos miembros del equipo, y a través de distintos miembros de la familia, con resultados que podrían ser similares. Al ser la familia un sistema en donde sus miembros están en constantes y recíprocas relaciones, el cambio o modificación en los comportamientos de cualquier miembro, tendrá efectos en la organización total del sistema y por tanto en los comportamientos de todos los miembros del sistema.

El equipo de salud como sistema relacional.

Al introducirse en el tema de los grupos humanos como sistemas, no es posible dejar de considerar al equipo de salud como uno de ellos, puesto que en él se ha desarrollado un grupo humano estable, que a través del tiempo ha adquirido una serie de características que lo hacen único. Un equipo de salud está compuesto por un grupo profesional, técnico y humano que tiene a su cargo numerosas responsabilidades, entre ellas la detección de necesidades y cuidados individuales, familiares y comunitarios, así como la identificación de los recursos con los que la propia institución cuenta para satisfacer las necesidades de la población que atiende, y la planificación, ejecución y evaluación de los cuidados prestados. Un equipo puede reunir a diversos gremios: médicos, enfermeras, matronas, nutricionistas, asistentes sociales y auxiliares paramédicos. Esta constitución heterogénea brinda ciertas ventajas, como son el poder mirar las cosas desde distintos puntos de vista, la de conocimientos específicos que se poseen y el encontrar diversas soluciones ante un mismo problema.

La labor que desempeña el personal de los equipos de salud es fundamental para el logro de la misión que posee un consultorio; pero ésta no sólo se ve afectada por las condiciones de su trabajo en el lugar, o por el sueldo que o la cantidad de público que atienden; también se ve influido por la relaciones que se dan entre los distintos miembros del equipo. Un equipo de salud pasa entonces a constituir un sistema como otros que ya se han visto y posee casi todas las características que posee la familia como tal, pero también posee diferencias que deben ser señaladas. A su vez, un Equipo de Salud está conformado por un grupo humano, destinando a satisfacer ciertas necesidades de sus miembros (pertenencia, identidad, compromiso, etc.). El hombre se agrupa con el fin de satisfacer necesidades, que de manera individual, no sería capaz de cumplir.

Definición:Un equipo es un grupo de personas que realiza distintos aportes hacia el logro de un
bjetivo común. Específicamente, un equipo de salud es un grupo de trabajadores de la salud que realizan diversas actividades encaminadas al logro de un mejoramiento de la salud de la comunidad sobre la que actúa.

  • El equipo como sistema:El Equipo de Salud conforma un sistema relacional, ya que se encuentra compuesto por personas que interactúan entre sí y que se comunican. Como sistema , cumple con todas las propiedades de ellos, como son las de tener una jerarquía, designación de roles, normas de comportamiento y comunicación, con sus diversos tipos (simétrica, complementaria, verbal, no verbal, de relación y de contenido). También se le puede aplicar la propiedad de la "totalidad", puesto que un equipo es más que la suma de todas las personas que lo componen. Esto se debe a que la unión de sus miembros provoca procesos únicos, que no se darían si este grupo no se hubiera reunido. Es necesario añadir, además, que cada miembro del equipo ha pasado a constituir un recurso para el resto. Esto implica que en su interior es posible contar con la opinión, experiencia de vida personal y laboral que posee cada miembro, además de los conocimientos específicos del área que cada uno maneja. Así también cada uno aporta con su mirada o perspectiva que puede constituir una ayuda para los demás integrantes del equipo a la hora de analizar problemas o determinar vías de acción.
Respecto a las características distintivas de los equipos de salud, se puede afirmar que éstas se acercan a las que posee una asociación, dichas características son:

- No son grupos naturales, sino son grupos contratados por una institución para lograr un objetivo, que en este caso es la salud.

- Las relaciones entre sus miembros están establecidas por la jerarquía de la institución en sus aspectos formales.

- Los miembros son transitorios.

- Las relaciones interpersonales suelen basarse prioritariamente en aspectos parciales de la persona, especialmente el aspecto laboral.

Roles al interior del equipo de salud: En la interacción que se da en el equipo, cada uno aporta sus propios estilos de ser o de relacionarse. Este estilo de comunicación es aprendido por los miembros a través de un proceso denominado socialización, en el cual la persona aprende los roles que debe desempeñar. Este proceso comienza con la familia, sigue con la educación formal, la no formal y se extiende a lo largo de toda la vida.

Uno de los aspectos aprendidos mediante la socialización reside en la posición que nos corresponde tomar frente a otros, de acuerdo a muchas variables, tales como el contexto, el rol que ejercemos o el rol que ejercen las otras personas con las que estamos interactuando. Es por esto que existen distintos modos de interactuar en grupos, los cuales serán explicados a continuación. Aquí, los agentes en interacción, serán llamados X e Y.

I. Modelo vertical: Este es un estilo de interacción de dependencia, donde X (padre/madre, jefe de familia o de grupo) tiene poder sobre Y (persona, hijo o subordinado), siendo X activo (en cuanto al poder) e Y, relativamente pasivo. Este estilo se basa en las diferencias que existen entre sus componentes, o sea en la existencia de relaciones complementarias.

II. Modelo horizontal: Este es un estilo de interacción de cooperación, donde X, teniendo poder sobre los otros, no se siente superior ni cree al grupo inferior a él; cada uno es responsable de lo que realiza. De acuerdo a la manera como X use el poder que tiene, se puede clasificar la interacción como:

- Positiva, si X asume responsablemente el poder para facilitar el desarrollo de Y. A este estilo se le ha llamado, democrático o facilitador.
- Negativa, que se da cuando X no asume responsablemente, las condiciones del desarrollo de Y no se compromete con él. A este estilo se le ha llamado anárquico o de dejar ser.

En la práctica, se ve que ambos estilos se combinan, ya que lo ideal es que se ajusten a la situación específica. No es que uno de ellos se encuentre por sobre los demás y sea el mejor, todo depende de las circunstancias.

Desarrollo grupal: Los equipos de salud, son agrupaciones sociales en crecimiento y evolución. Al interior de ellos puede promoverse el desarrollo de quienes los conforman. En investigaciones acerca del comportamiento de los equipos, se han estudiando las conductas que realizan las personas que trabajan en ellos y que facilitan o inhiben el desarrollo grupal. Para que el trabajo del equipo sea productivo, debe existir un equilibrio entre los dos tipos de roles que en él desempeñan sus miembros. Estos roles son:
(1) de resolución de problemas
(2) de mantenimiento y mejoramiento de las relaciones entre los miembros del equipo.

A continuación se presenta una lista con las conductas específicas que permiten el logro de ambos tipos de roles grupales:

1. Roles que colaboran con la resolución de problemas:
- Sugerir nuevas ideas, iniciar y acoger cambios.
- Buscar información, clarificar lo que ya se sabe.
- Buscar las distintas opiniones y valoraciones que posee el grupo ante los problemas.
- Entregar la información que se posee y relatar al grupo la propia experiencia.
- Explicar lo que se dice, entregar significados claros al grupo. Coordinar, reunir las ideas del grupo, recibir sugerencias.
- Evaluar el rendimiento y medir el progreso del grupo.
- Estimular al grupo, promover una mejor y mayor actividad.

2. Roles que colaboran con el mejoramiento de las relaciones del grupo:
- Atender y escuchar a cada miembro del grupo.
- Promover un clima de respeto grupal.
- Cumplir con las actividades programadas por el grupo.
- Animar, felicitar y apoyar los aportes que realiza cualquier miembro del equipo.
- Mostrar comprensión, interés y aceptación hacia el resto del grupo.
- Mediar las diferencias entre algunos miembros del equipo que puedan surgir y conciliar acuerdos. Abrirse a comunicaciones abiertas y con confianza.
- Evaluar el proceso grupal y llevar la atención hacia las necesidades del grupo.
- Conversar acerca de los problemas del grupo que puedan surgir.

Para lograr lo que se acaba de mencionar, se debe intentar evitar algunas conductas , que suelen ser destructivas de las tareas ya descritas. Si Ud. no quiere que su grupo funcione bien, siga al pie de la letra los roles destructores que aquí se describen y que son:

- Agredir, expresar desaprobación ante las ideas de los otros.
- Menospreciar lo que otros tengan que decir.
- Bloquear, ser negativo, resistente y oposicionista ante la posibilidad de que no se haga lo que Ud. piensa.
- Dominar con manipulación a los otros, halagar, controlar o ser exigente con ellos.
- Buscar reconocimiento, ser centro de la atención del grupo, hablar mucho.
- Mostrar falta de compromiso y aburrimiento ante las tareas que hay que realizar.
- Bromear constantemente.
- Parecer indiferente a los otros (por ejemplo: dormirse).
- Satisfacer exclusivamente las propias necesidades y no las del grupo.



Extracto: Hidalgo, C. y Carrasco, E.,(1999). Salud Familiar: un modelo de Atención Integral en APS: “Aplicación del modelo de salud Familiar”

No hay comentarios: